Arquitectura 28·05·2020
La construcción industrializada gana terreno en la nueva arquitectura residencial lifestyle
La transformación del mercado de la vivienda ha acelerado el fenómeno de la industrialización y la sostenibilidad constructiva con soluciones técnicas que acortan los plazos de entrega habituales y mejoran la habitabilidad de los espacios.
El mercado inmobiliario está sumido en una profunda reflexión sobre los métodos de construcción y planificación que deberán incorporar las viviendas del futuro. La emergencia sanitaria del coronavirus ha traído consigo un nuevo escenario y una nueva manera de vivir, ya que el confinamiento que se impuso el pasado mes de marzo en toda España convirtió las casas en nuevos espacios de trabajo y ocio. Con este cambio social surgieron nuevas necesidades domésticas y los recursos que antes eran secundarios ahora son requisitos indispensables para la correcta habitabilidad de la vivienda.
El ahorro energético, la sostenibilidad, la integración con el entorno urbano y la optimización de recursos naturales son algunos de los temas que se están debatiendo actualmente en el sector de la arquitectura y la promoción inmobiliaria, donde cada vez comienza a tomar más fuerza la construcción industrializada. Entendido como un sistema constructivo off-site que se produce en fábrica y se instala directamente en obra, las estructuras industrializadas agilizan los tiempos de construcción y refuerzan la higienización de los espacios al no requerir casi intervención en obra.
El visionario Mies Van der Rohe
Uno de los primeros arquitectos que comenzó a estudiar la industralización de la vivienda fue John Manning, quien documentó la primera casa prefabricada en 1830. A él le siguieron arquitectos de la talla de Mies Van der Rohe con los apartamentos Lake Shore Srive a orillas del lago Michigan (1948) o Frank Lloyd Wright con su sistema The American System-built Houses (1911-1917) para industrializar los edificios de Richards Company.
Aunque en EEUU estas soluciones ya se comenzaron a implantar a principios del siglo XIX, en España fue la crisis económica del 2008 la que agilizó este modelo de construcción. Entre los primeros impulsores de esa transición arquitectónica se encuentran Joaquín Torres y Rafael Llamazares de estudio A-cero, quienes construyeron una urbanización de casas modulares en Torrelodones (Madrid). “Con la industrialización también se reducen los trabajos industriales y se eliminan los riesgos para el trabajador, ya que su producción tiene lugar en espacios vigilados. La obra se convierte en una autopista en la que solo queda acelerar para recortar los plazos de ejecución”, explica Pablo Elvira, responsable del área de grandes proyectos de la firma Butech.
“Las estructuras industrializadas agilizan los tiempos de construcción y refuerzan la higienización de los espacios al no requerir casi intervención en obra”
Ganar tiempo y sostenibilidad
Los módulos industrializados suponen una evolución y una mejora respecto al modelo tradicional de vivienda, porque este tipo de estructuras incluyen todos los equipamientos posibles y fomentan una construcción más sostenible y duradera. Al construirse directamente en fábrica, los tiempos de entrega se reducen en torno a un 30% y un 50% y los controles de calidad y seguridad son mucho más exhaustivos que los que se realizan a pie de obra. Ese diálogo directo con el proveedor se traslada también al precio de la vivienda, que se estipula directamente con el fabricante según el tipo de material utilizado y las características del mismo. “Sistematizar puede propiciar una democratización del precio de la vivienda”, defendió Fran Silvestre en los directos de Porcelanosa Lifestyle.
Las viviendas industrializadas reducen el impacto ambiental y la generación de residuos, debido a que en su fabricación se reutilizan materiales y compuestos de otras etapas productivas. Esto permite controlar los recursos energéticos que se gastan y los métodos de trabajo, puesto que gran parte de la actividad industrial tiene lugar en recintos cerrados con un protocolo de actuación fijo y mejores recursos tecnológicos y laborales. Este procedimiento fomentará la especialización del trabajo a través de procesos automatizados de producción y un control permanente de cada procedimiento técnico. “Construir en entornos controlados permite que la fabricación sea más sostenible al poder controlar las emisiones, los residuos que se producen y su reutilización”, aclara Pablo Elvira.
“Las viviendas industrializadas reducen el impacto ambiental y la generación de residuos porque en su fabricación se reutilizan materiales y compuestos de otras etapas productivas”
Unos objetivos sostenibles que cumplen los sistemas constructivos industrializados Monobath de la firma Butech (Porcelanosa Grupo). Estos baños modulares acortan los plazos de adjudicación hasta tres meses y su mantenimiento es mínimo y fácilmente reparable. Con una estructura de hormigón y metal, la instalación de estas piezas se ensambla a la construcción general de un edificio o vivienda y sus acabados se pueden adaptar a cada espacio sin influir en él.


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